"La primera empresa de distribución y venta de e-Learning y e-RRHH"
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E-learning: la empresa española comienza a despegar

Descentralización, interactividad, conocimiento, habilidad, cooperación, rapidez, flexibilidad, amplitud de oferta y, sobre todo, ahorro, son términos asociados al e-learning, una metodología para la formación en las empresas, que en España está lejos de alcanzar cifras de penetración comparables a las de otros países. Un tópico que se hace cierto, una y otra vez, cuando nos referimos a la implantación en las empresas españolas de las nuevas tecnologías.

Fueron precisamente las empresas tecnológicas las primeras que adoptaron el modelo de formación online, no tanto por no hacer bueno aquello de "en casa del herrero ...", como por la necesidad de un reciclaje constante en la gestión de nuevas competencias. Un sector que requiere formación permanente, entendida ésta como un proceso y no como una excepción.
Pero, atención: no todo lo que se presenta como e-learning lo es. Una definición muy básica es la que describe este concepto como la formación que se hace a través de Internet y que es interactiva, siempre y cuando la interactividad no se limite a la resolución de dudas, sino que se entienda como una parte sustancial del modelo formativo. No vale, por lo mismo, considerar la interactividad como la mera gestión de la enseñanza a través de un ordenador, aunque viaje por una línea de comunicación o se añada un teléfono o un correo electrónico para consultas.

Si la enseñanza online no se dota de un modelo propio, en el que la interacción sea constante y la realización de ejercicios tenga una exigencia de plazos y calidades que representen el eje de una enseñanza de calidad, se podrá llamar como se quiera pero estará lejos de lo que los expertos llaman e-learning y ahora, en un rizar el rizo, "gestión del conocimiento".

Para Juan Manuel Cruz, Director de Formación y Tecnología de Pricewaterhouse Coopers (PWHC), asesores en recursos humanos, la formación online está muy poco implantada en España, si se compara con las cifras verificadas en Estados Unidos y la Unión Europea. "Nuestros datos indican que en España sólo hay 180.000 personas que están haciendo auténtica formación e-learning en las empresas. Es una cifra realmente muy baja, por lo que esperamos un crecimiento del 200% en los próximos cinco años para alcanzar cifras similares a las de otros países europeos. No es una apreciación o un deseo. Tendrá que ser una realidad, porque las ventajas de esta nueva metodología para la formación en las empresas se traduce en mayor rapidez para, por ejemplo, sacar un nuevo producto al mercado. Si se tuviera que depender de la formación presencial para una red comercial grande, el tiempo de respuesta sería muy largo, dos o tres meses. Con la formación online, en cambio, se puede formar a toda la red en 24 horas. Es decir, es una cuestión de eficiencia más allá del coste".

Las grandes empresas del sector de las tecnologías de la información o del sector financiero son las que tienen más avanzadas sus experiencias en e-learning porque, entre otras cosas, tienen las mejores infraestructuras tecnológicas y porque para ellas la formación se ha convertido en un imperativo estratégico. Según Pablo Pastor, director de RR.HH de IBM Global Services (www-5.ibm.com/services/es/learning), el modelo de formación que se ha adoptado en esta compañía es una necesidad que ha venido impuesta por las circunstancias. IBM ya no tiene el monopolio de las tecnologías de la información, y la formación se entiende como la única vía de supervivencia frente a la competencia. "Cuando en 1993 se creó Global Services no tenía ningún empleado; hoy cuenta, sólo en España, con más de 4.000 personas, encargadas de dar servicio a los clientes y proporcionar formación interna. A los empleados le damos la posibilidad de formarse en un sistema muy abierto, para que puedan elegir su desarrollo profesional, independientemente de las tareas que realiza en un momento dado. La tecnología está al servicio de la estrategia de una empresa que ha vivido muchos cambios en los últimos años".

Para las empresas de nueva creación, como las de telefonía móvil, o las de sectores clásicos con redes comerciales amplias y muy dispersas geográficamente, el e-learning se presenta como una herramienta de enseñanza alternativa, capaz de descentralizar y actualizar conocimientos en momentos de cambio constante a un gran número de personas. En síntesis, de trata de dar nociones, en unos casos, o formación de calidad en otros, pero con rapidez y masivamente. En todo caso, las necesidades de reciclaje no afectan sólo a empresas con un perfil determinado por la descentralización de su estructura o por una juventud que obliga a incorporar personal sin una formación ajustada a las necesidades de la compañía. En la multinacional Ericsson, la adopción del e-learning tiene perfiles propios (véase el sitio learning.ericsson.net).
Francisco Llinares, director de formación de Ericsson España, dijo a iWorld: "Como nuestra compañía en España está muy centralizada en Madrid, el ahorro en desplazamientos es prácticamente nulo, con lo cual se usa e-learning para divulgación de algún producto, mensaje o tecnología, con cursos que son breves y que se pueden hacer con una metodología atractiva para el alumno. No valoramos el ahorro de costes; hacemos los cursos de entrada en e-learning porque hay que darlos a muchos empleados. Es decir, los cursos para transmitir un nuevo método o tecnología, pero que no sean demasiado complejos conceptualmente se imparten online. Por ejemplo, el año pasado se hizo un despliegue sobre transmisión de datos, que se tradujo en tres cursos en los que participaron el 99% de los empleados en España.

El gancho del ahorro

Sin que se sepa muy bien de dónde proceden las cifras, los partidarios de la formación online predican que las nuevas tecnologías pueden reducir en un 60% el tiempo que una persona tarda en adquirir unos determinados conocimientos con respecto a la enseñanza tradicional y que, asimismo, el nivel de retención de conocimientos aumenta hasta un 75%. Más fundados parecen los datos ofrecidos por PWHC según los cuales una empresa española se gasta una media del 2% de su masa salarial en formación -en empresas de tecnología en la Unión Europea hay algunas que están por encima del 5%- mientras que la media europea es del 2,8%. Tan sólo un 5% de las empresas españolas ofrece formación online a sus trabajadores, según AEFOL, la Asociación Española de Formación online (www.aefol.com), en la que se integra una veintena de empresas. Sin embargo, se trata de un mercado incipiente que, según algunas proyecciones, podría alcanzar los 9.000 millones de pesetas en 2005, cifra que parece alcanzable si se acepta que el sector mueve actualmente unos 4.000 millones.

Realidades tan poco cuantificables como la reducción del tiempo de aprendizaje o la retención de conocimientos son más valoradas por los que enseñan que por los que se encargan de la cuenta de resultados. Otra cifra, también de origen incierto, abunda en la idea de que el ahorro de un curso online frente a uno presencial es del 50% en dinero contante y sonante. Según los datos que maneja IBM, se calcula que por cada 100 días de clase presencial convertidos en formación a distancia se podrían ahorrar 500.000 dólares. A pesar de ello, Pablo Pastor afirma que cuando se habla de tecnología, y de la consecución de objetivos a través de ella, ya sea en formación o en cualquier otra materia, lo que importa es el contenido. "El método es la fórmula para acelerar, para difundir con más rapidez, precisión y ahorro, que no es lo más importante.
Lo que observo por mi propia experiencia es que cuando avanzas en este tipo de materias es cuando compruebas que puedes sostener nuevas estrategias porque ha cambiado la forma de hacer las cosas. Entonces aparecen mezcladas estrategias que de otra manera no serían posibles, como la movilidad de personas o el teletrabajo. Estas tecnologías y sus metodologías permiten pensar en un nuevo concepto de empresa. El campo que se abre para crear un nuevo tipo de empresa se basa en el e-learning, en el portal del empleado, en el uso de la tecnología para tener la información adecuada en el sitio y momento que se necesita".

Hay un cierto pudor, paradójicamente, en cargar las tintas sobre el recorte de gastos que supone la formación en línea. Casi todos los entrevistados por esta revista vienen a decir que el elemento menos relevante es el ahorro. Lo que interesa -dicen e insisten- es que el e-learning está ampliando y mejorando la oferta tanto en contenido como en el número de personas que van a recibir la formación. Claro que, al final, el coste unitario es mucho más bajo que en la enseñanza presencial.

El ahorro es un factor importante, pero sobre todo no conviene no dar cifras genéricas que no son validadas por los expertos en formación. "No podemos mezclar conceptos, la mayoría de las veces tenemos que trabajar con supuestos -afirma Francisco Llinares- Para cada curso hay que hacer un business case de la situación: nicho de mercado de ese producto en formato presencial, para cuántas personas y con qué costes, para comparar los mismos parámetros con el curso online. No se puede decir, por tanto, que la formación online, en genérico, supone un ahorro del 50%, eso es una barbaridad. En este mundo se habla mucho pero se sabe muy poco. Hay productos estándar en el mercado que son caros porque tienen detrás mucho horas de desarrollo y mucha tecnología, con los que sólo se ahorra el 15%.

Hay que precisar las necesidades y qué metodología de formación hay que emplear en cada caso. Si se opta por la formación online, de paso se hace un estudio del ahorro de costes, pero no es la premisa. A mí lo que me interesa es la formación y los resultados de la misma. Lo que quiero es que la gente aprenda y yo elijo el método, sin presión de los directivos. La empresa lo que me dice es que evalúe mis necesidades, de acuerdo con los objetivos que hay que conseguir, y en función de eso se elige una fórmula u otra, o llegado el caso, las dos".

Ahora bien, para otras grandes empresas es muy importante la evaluación de costes. Sobre todo en aquellas que estén muy dispersas geográficamente -los bancos, las eléctricas, etc.- con miles de empleados distribuidos por todo el país. Formar en esas condiciones en las que los desplazamientos suponen verdaderas fortunas, es la opción que más puede pesar entre la formación cara a cara y la formación a distancia. En todo caso los expertos no creen que la formación online vaya a reemplazar a la presencial. La formación, afirman, se basa en la transmisión de conocimientos y de experiencias entre personas; las máquinas ayudan, complementan, pero no pueden sustituir a las personas.

El ahorro es fundamental, ha quedado claro, pero no como una manera de hacer lo mismo por menos dinero, sino para alcanzar el nivel de formación que exige cada sector. Nos decía Pablo Pastor que la formación presencial no se va a sustituir por la formación en línea. "Puede ser un complemento pero no un sustituto en todos los niveles de la formación. Hay aspectos de la formación, ya sean estratégicos de la empresas y otros más tradicionales, que van a seguir los métodos de siempre, como por ejemplo la formación de liderazgo. No quita que en algunos aspectos de la misma se use esa nueva metodología, para, por ejemplo, una revisión previa de las materias a tratar.

Pero para seguir creando las relaciones de persona a persona que son el conglomerado de la compañía, la presencia es fundamental. En IBM, la formación que se refiere a la modificación o al refuerzo de aptitudes personales con otras más técnicas, se combina la formación online con cursos presenciales".

Cursos a medida, cursos de estantería

Porque la formación presencial era lo conocido, ha habido empresas que vendían con el marchamo de e-learning "libros electrónicos", es decir que vendían contenidos formativos presenciales para ordenadores. Infumables es poco calificativo para unos productos que al rebufo del online estaban tan estandarizados, tenían tan poca calidad y eran tan fríos que han puesto en guardia a las empresas que picaron en esa modernidad que hacía de las TIC la panacea que debería solucionar todos sus problemas.

Aunque esos productos han pasado a mejor vida, ahora hay que convencer a las empresas de que no es suficiente tener un catálogo de cursos, sino que hay que dotar a la formación online de los servicios adecuados para atraer a las personas. Pero el mercado de los cursos y su presión incide más, incluso ahora, en las bondades groseras del invento, que en la calidad de los cursos que no siempre se adaptan a las necesidades de cada entidad y que no siempre puede solucionar sus problemas de formación con un curso estándar.

Lo que tampoco parece que tenga mucho sentido es hacer un curso a medida sobre comunicación interna, porque ya hay herramientas que permiten adaptar contenidos a cada sector o empresa. Con ese fin, la filial española de PWHC ha lanzado su portal www.e-learning.es, en colaboración inicial con Cisco, Vodafone y Compaq.

Juan Manuel Cruz opina que en el futuro los cursos a medida tendrán una demanda menor porque son muy caros y difíciles de actualizar. No desaparecerán pero se reducirán a aquellos cursos de formación para productos y servicios de la compañía que se corresponden con la información estratégica. "Hacer un curso a medida sobre liderazgo de comunicación o de trabajo en equipo no tiene sentido porque ya los hay en el mercado; son comunes, y de calidad como los de McGraw Hill (www.lifetime4learning.com/espanol/index .htm) o la muy buena oferta formativa online de ciertas universidades españolas. Concluye Cruz diciendo que "la formación online está para quedarse, no es una moda, y las empresas que duden perderán.

Esta modalidad de formación abre enormes posibilidades para compartir conocimientos dentro de la empresa, de distribuirlo. Puede haber reticencias, pero una de las funciones de los expertos en recursos humanos es acabar con ellas y fomentar la distribución del conocimiento. Nosotros cada vez usamos más Internet porque nos permite tener todos nuestros equipos conectados. Este año, en nuestra sección de consultoría de RR HH, más del 50% de la formación se va a hacer online. Lo que no quita que se hagan acciones presenciales con formación online, aunque cada vez más se va a recurrir más a esta última. Sobre eso no hay ninguna duda".

Ericsson, por su parte, posee una infraestructura muy completa en formación e-learning -Ericsson University que trata los temas de competencias humanas y de negocio y algunas competencias técnicas relacionadas con la informática, y Ericsson Education que se dedica al mundo técnico de las telecomunicaciones- dedicada a la creación de productos formativos que se usan en todos los países, con un catálogo de más de 400 cursos de amplio espectro que van desde la formación en habilidades directivas, hasta los divulgativos de negocio o la formación técnica en distintas tecnologías. "No se trata de vender e-learning internamente", afirma Llinares. "E-learning es una metodología que en algunos casos puede ser útil y en otros no. Si hay un producto e-learning que, como todo el mundo sabe, ahorra costes en desplazamientos, pues se utiliza porque es más rentable para la unidad, siempre y cuando el curso tenga la calidad adecuada y se ajuste a los objetivos formativos.

No se trata de elegir entre formación online y presencial. Se trata de que e-learning puede ayudar a la formación de los empleados y a disminuir los costes de formación en las empresas, pero no matando moscas a cañonazos. La procedencia de los cursos varía; la mayoría se desarrolla con input de Ericsson, ya sea con personas de la empresa o de fuera de ellas que nos hacen los desarrollos con los requerimientos que nosotros hemos estimado. En algunos casos se compran productos terminados, los llamados de estantería, que los hay en el mercado y se pone en nuestra intranet, pero son los menos".

"Otra de las potencialidades que da esta nueva metodología -como dice Pastor- es que la creación de un buen curso en cualquier país permite que se difunda en toda la organización y el ahorro que supone hacerlo una sola vez, es exponencial. Por lo general los cursos e-learning son, en su gran mayoría creados por IBM, pero también es verdad que para determinadas materias hemos utilizado consultores externos que nos han desarrollado algunas materias, como la formación técnica sobre herramientas distintas o sobre el software que instalamos, pero que no tiene por qué ser nuestro ni desarrollado por nosotros".
Linares es, en principio, el más escéptico de los entrevistados por iWorld, porque delimita lo que es la actividad e-learning como una metodología más, que no debe confundirse con la formación, que para él es otra cosa. "Aunque lo respeto, no entiendo que haya productos en el mercado dedicados a desarrollar las habilidades directivas.

Nosotros no somos partidarios de usar este tipo de productos. La formación e-learning puede ayudar a las empresas a mejorar el rendimiento no sólo económico, sino también didáctico de los productos, incluso en formación de habilidades. Lo mejor, en estos casos, es recurrir a productos mixtos y sustituir las horas presenciales que se utilizan para transmitir conceptos por la formación a distancia. Incluso hacer un precurso presencial y postpresencial, con formación online, y reducir el número de horas presenciales. Pero, personalmente, me resulta muy difícil entender que se pueda aprender a negociar con cursos online. Y hay muchos de este tipo en el mercado. Lo que pasa, y es entendible, es que en torno a los cursos de e-learning hay un gran negocio en desarrollo. Nosotros somos prudentes. Queremos utilizarlo en la medida en que se vea que es interesante".

Resulta llamativo que en un mundo en el que se dan tantas cifras, sólo se apunte tímidamente que es posible que la tasa de abandono por parte de los empleados sometidos a la formación online sea más elevada que en la presencial. Tampoco se valora qué entorno es el más adecuado para seguir un curso en el que la soledad requiere por parte del empleado una mayor constancia y disciplina que en la enseñanza tradicional.

Según los resultados del estudio anual realizado en el Reino Unido para la revista Training Magazine, no están claras las tendencias acerca de los soportes que deberían acompañar la formación en línea. En general, los que sólo usan una forma "pura" de e-learning se quejan de los resultados, o al menos se quejan más que los que apoyan los cursos en línea con materiales escritos y complementos presenciales. Se observa un mayor interés en la implementación de tutorías online y de foros de discusión. La modalidad más habitual de suministro de formación no consiste en clases virtuales ni tampoco el e-learning como forma exclusiva, sino que prevalecen distintos modos de autoaprendizaje. En el futuro, se prevé que la forma dominante será el autoaprendizaje previo o posterior a la formación presencial.

Volviendo a Ericsson, en esta empresa toda la formación online se hace en el puesto de trabajo y en horas laborales, no en casa ni fuera de horas. Francisco Linares dice que en su caso toda la formación corporativa y oficial, marcada por la compañía, se hace en jornada laboral, aunque no hay que llamarse a engaño: "los cursos online son más cansados que los presenciales, porque el entorno de trabajo no suele ser el ideal y es más difícil concentrarse. La formación online, por su propia metodología, es menos atractiva que la presencial. A lo sumo se dedican una o dos horas seguidas, y como el empleado no ha abandonado su puesto de trabajo, la jornada a veces se alarga un poco más, aunque en nuestra empresa no hay presión".

Más práctico se muestra Pastor sobre la experiencia de IBM. No tiene cifras de los porcentajes de deserción de los cursos online, pero este asunto no parece preocupar a la empresa porque con e-learning se puede dar formación a un número muy superior de personas que a las posibles a través de la presencial, calculan que diez veces más. "Aun si abandonara la mitad, estaré dando cinco veces más formación de la que estaba dando antes. A nuestro programa de inglés, por ejemplo, se conectan a diario más de 1.000 personas. Anteriormente había que ir a cursos tradicionales, en los que la estructura, el coste, los desplazamientos, sólo permitían dar formación a 50 personas. Que de los 1000 abandonen 500, arroja un balance muy positivo. Por otra parte, es cierto que para que la formación a través de este medio sea igual de efectiva exige por parte del alumno más madurez y disciplina: la empresa actual requiere del trabajador más responsabilidad. Si se ponen a su disposición más elementos de formación, información y de transmisión de conocimientos, el empleado que los use a su favor va a tener más oportunidades que aquel del que hay que tirar para que haga cosas.

En la revista Training Journal (www .trainingjournal.com) del pasado octubre, tras pasar revista a una serie de experiencias en Europa, se afirma que los dos criterios para evaluar el verdadero desarrollo del e-learning son la conectividad y la transformación de la cultura corporativa. Desde este punto de vista, el autor concluye que el relativo retraso puede ser una ventaja para Europa, que haría posible evitar algunos errores cometidos en Estados Unidos:
1) Lanzar programas de formación online sin un sistema adecuado de evaluación.
2) Partir sin haber definido claramente los objetivos desde el punto de vista de la empresa.
3) Ignorar que la infraestructura de intranet debe estar probada antes de desplegar iniciativas de e-learning.
Todavía es pronto para saber si el e-learning puede representar una auténtica revolución en la formación. Ahora bien, hay un riesgo: si se olvida al sujeto de la misma, el alumno, y si no existe en éste una auténtica disposición a aprender, o si no se le proporcionan las herramientas didácticas y tecnológicas adecuadas, todo quedará, como decía nuestro Quevedo, en humo, en polvo, en nada.

El gran bastión: la empresa

A otro nivel está el mundo de la empresa, que se ha visto empujado a buscarse la vida en Internet, como consecuencia de una máxima cada vez más real: "no existir en Internet significa no existir". Desde hace un par de años, toda empresa que se precie -y no necesariamente ligada al mundo de las nuevas tecnologías ni intereseda directamente en la venta online- ha tenido que construirse su sitio web. Por supuesto, el nivel al que lo han hecho es desigual y en muchos casos ha significado pasar por dos o tres webs diferentes hasta dar con uno que diera la talla con el tipo de empresa que se quiere representar. Comparar un website con un escaparate es fácil y acertado, de modo que el mundo empresarial ha tenido que reciclarse y adquirir los servicios de informáticos y diseñadores, hacerse con dominios y lanzarse a un tipo de competitividad nueva y no necesariamente provechosa.

Como consecuencia de esto, la aparición de miles de nuevas web de carácter empresarial y comercial, en muchos casos de escaso interés para gran cantidad de usuarios. Unas nuevas web, además, construidas habitualmente utilizando los recursos de software más avanzados, colaborando así en la enésima vuelta de tuerca para dificultar la competitividad por el tráfico a las páginas personales, auténtico laberinto lúdico extremadamente diverso del que se compuso la WWW de mediados de los años 90.

Concluyendo

¿Hacia dónde apunta toda esta evolución y cambio de mentalidad del usuario, webmaster y la empresa? Las líneas evolutivas marcan una dirección bastante clara que la tan cacareada crisis del sector no puede hacer sino apuntalar.
Internet como medio de comunicación, de presentación, como ciberespacio, no corre ningún peligro. A pesar de muchos titulares sensacionalistas y de la sonrisa sarcástica que gastan muchos de los detractores de que ha tenido durante los últimos años, Internet está aquí para quedarse. Y para crecer. El llamado "estallido de la burbuja" no es más que una crisis de crecimiento, una fase evolutiva de toda una tecnología una vez ha caído en manos de la sociedad y el sistema económico que lo circunda. De hecho, la dot com crash no deja de ser otra vuelta de tuerca en dirección a una Internet cada vez más potente, más comercial, más corporativa y más competitiva. Todos los procesos que aquí tan sólo hemos podido esbozar dibujan bastante claramente un vector en esa dirección.

Sin embargo, algo se queda en el camino. Resulta difícil pensar que pudiera ser de otro modo. Los tiempos del surf digital se han acabado. Navegar, como nos han señalado muchos usuarios, ha dejado de ser algo divertido, un pasatiempo, y ha pasado a ser una parte más de la jornada laboral… y no precisamente la parte más agradable o entretenida. Aunque es evidente que Internet (no sólo la WWW, sino Internet en un sentido amplio) va a seguir manteniendo grandes cantidades de espacios dedicados al ocio, el contacto y el esparcimiento personal -cada vez más orientado al negocio- aquella Internet que podía asociarse directamente a este tipo de actividades parece tocar a su fin.
La Internet de segunda década se presenta ante nosotros mucho más madura, profesionalizada, comercial y exigente. Mucho más útil, quizá, pero también menos entrañable. Y a pesar de que siempre queda un margen para la sorpresa, para el diseño independiente y para el vagar surfeando sin destino, relajadamente, dejándose uno llevar por el caos de enlaces que acaban por marcar el camino del navegante, lo que predomina en la actualidad ya es claramente otra cosa. ¿Malos tiempos para el surf?

Llega el momento de la empresa, dedicada o no al ocio, al servicio. Una empresa que debe aprovechar sus bazas y la tecnología que brinda esta "nueva" Internet. La evolución tiene un inicio que no debe finalizar. Es tarea de los webmaster y de todo el compendio de profesionales que conforman Internet lograr una estructura clara para cualquier empresa. La tecnología y las ideas están ahí, sólo queda lo más difícil, saberlas explotar en beneficio propio y para ello tenemos que saber lo que está buscando ese usuario... por supuesto también evolucionado.

Fuente: Terra/IDG.es

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