e-Lerning Versus "Spaghetti
content"
"La formación on line o e-Learning reduce costes
y evita desplazamientos en el desarrollo de planes de formación
en la empresa".
Desde hace algún tiempo nos hemos acostumbrado a oir
con cierta frecuencia esta afirmación contrastada.
Pero si bien nadie discutirá que se reducen los desplazamientos
del trabajador hacia el centro docente...¿realmente
reduce los costes?
La respuesta la encontramos sin duda en el retorno de la
inversión. Y aquí claramente podemos recoger
un tópico algo más antiguo: "¡Lo
barato sale caro!".
Después de unos meses de nutrir la burbuja tecnológica,
las llamadas punto.com han experimentado cómo la realidad
del accionariado obligaba a revisar sus presupuestos para
hacer más creíbles sus cuentas de resultados.
De esta forma, las estructuras que en un principio habían
sostenido sus sites mediante la compra de contenidos a cualquier
precio han tenido que asumir ahora la creación de los
mismos o, en el peor de los casos, realizar un plagio encubierto
del contenido de otras webs.
Esto ocurre con cierta frecuencia en el caso de las noticias
on line, llegando a confeccionar auténticas "Spaghetti
News" (concepto recogido de una conferencia para Directores
de Contenidos realizada por la Agencia de Noticias Atlas)
a partir de las noticias ya publicadas en diferentes medios.
Con la formación on line corremos el peligro de caer
en la misma tentación, es decir, reducir los costes
en base a modelos presuntamente innovadores que no respeten
una mínima calidad en la creación del material
didáctico, así como intentar aprovechar el mismo
contenido en realidades formativas o cursos diferentes.
Pero aquí los riesgos son mucho mayores; por ejemplo,
al adquirir un producto normalmente podemos comparar entre
diferentes modelos y escoger a veces uno más económico,
porque el descenso de precio compensa la disminución
funcional. Sin embargo, el objetivo principal de los modelos
de formación en la empresa es capacitar a trabajadores
en unos conocimientos y habilidades concretas, y aquí
no hay gradaciones que valgan.
Actualmente los expertos coinciden en que se dan las circunstancias
propicias para que aumente considerablemente el número
de alumnos en la formación on line y, de hecho, las
perspectivas apuntan a que la facturación de las empresas
españolas que ofrecen servicios de e-learning se situará
en el 2003 en torno a los 120 millones de euros (datos facilitados
por la Corporate e-Learning Alliance). Datos positivos aunque
nos encontremos lejos de la experiencia norteamericana.
Sin embargo, coincidiremos en que el mercado no es aún
maduro. Es ahora cuando algunas empresas comienzan a adoptar
modelos de formación on line y, en gran medida, dependerá
de nosotros que las experiencias sean positivas y se alcancen
los objetivos propuestos. No vale la pena arriesgarnos reduciendo
costes si esto conlleva una disminución en la calidad
del servicio: ¡No matemos de forma prematura un negocio
que aún está naciendo!
La clave para lograrlo será posiblemente la misma
de siempre: planificar, analizar las necesidades, definir
unos objetivos claros y asumibles, destinar los recursos y
medios necesarios, controlar los procesos de desarrollo y,
finalmente, evaluar las acciones para mejorar futuras intervenciones.
Esto pasa necesariamente por aplicar soportes o plataformas
educativas que faciliten la comunicación y la colaboración
entre los diferentes protagonistas del Plan de Formación
(alumnos, profesores, gestores, etc.). Y es que las herramientas
que nos proporciona Internet pueden cubrir realmente las carencias
de la formación a distancia tradicional: la falta de
interacción entre compañeros y el temido efecto
soledad de los alumnos.
Pero nos equivocamos si creemos que esto es suficiente. Lo
más complicado no es disponer de un entorno virtual
de aprendizaje - EVA - o plataformas educativas en Internet
(que incluso se pueden contratar según la modalidad
ASP, en la que alquilamos el servicio de un proveedor), es
algo más difícil desarrollar una metodología
didáctica que explote al máximo las posibilidades
de un EVA, un modelo pedagógico que sirva de base para
planificar y desarrollar un Plan de Formación creíble.
Y no es menos importante el papel que los contenidos en cualquier
tipo de acción formativa no presencial. No olvidemos
que el material didáctico ha de cumplir la función
capital de transmisión de conocimiento, es decir, la
base del aprendizaje será el propio contenido y el
resto de componentes tendrán que facilitar la asimilación
de los mismos (el profesor o tutor como figura que orientará
y responderá las dudas que puedan tener los alumnos,
y el EVA como espacio integrador que permita el intercambio
de experiencias y la colaboración entre los participantes).
Es por ello que debemos cuidar al máximo la calidad
de los materiales, independientemente del formato que presenten
(html, PDF, manuales, fichas autoformativas, etc.).
En este sentido, si utilizamos cualquiera de los buscadores
de recursos en Internet, seguro que localizaremos todo tipo
de información relacionada con un tema en concreto,
existe gran cantidad de sites que ofrecen cursos gratuitos
(aunque deberíamos preguntarnos por la fiabilidad de
los mismos) e incluso "presuntos programas de formación",
que parecen haber aprovechado los materiales disponibles en
cursos presenciales para volcarlos a la web en formato html,
sin dedicar demasiados esfuerzos a plantear previamente una
mínima estructura pedagógica.
Desde aquí, y como consejo a aquellas organizaciones
que se planteen la realización de cursos on line para
sus trabajadores, sólo podemos ofrecer unas pautas
o consejos para valorar la adecuación de los contenidos.
Un buen material didáctico:
· Se inicia desde un análisis de necesidades
previo.
· Propone unos objetivos a conseguir por los alumnos.
· Se desarrolla desde la base de un guión de
contenidos previo, es decir, los autores que confeccionan
el material, expertos en la materia a impartir, redactan los
contenidos según la pauta de pedagogos y, en su caso,
de psicólogos.
· Un equipo didáctico ofrece soporte a los expertos
revisando el contenido, valora la calidad del mismo y realiza
las correcciones oportunas antes de pasar a la producción.
· Los diseñadores prepararán la maqueta
gráfica del material (ya sea para formato web o en
papel).
· Los programadores implantarán el contenido
en una plataforma educativa on line (si se trata de un curso
en formato html, en caso contrario intervendrán otros
profesionales: imprenta en el caso de manuales en papel o
programación en otros soportes como el CD ROM).
Quizá valga la pena dedicar un espacio aparte al guión
de contenidos, ya que ha de indicar todos aquellos elementos
que presentará el material y que han de garantizar
la asimilación de conocimientos por parte de los alumnos.
En líneas generales algunos de los elementos más
comunes que se incluirán son:
Índice de contenidos que detalle los apartados de
estudio.
· Objetivos, que sean claros y redactados en clave
de "el alumno/a será capaz de...".
· Introducciones, que sitúen o predispongan
a los alumnos sobre lo que estudiarán a continuación.
· Ejemplos, esquemas e ilustraciones.
· Resúmenes o síntesis que ayuden a recordar
y asimilar los contenidos que ya se han estudiado.
· Actividades y ejercicios de autoevaluación
(evaluación en caso de ser corregidos por un profesor).
· Bibliografía o lecturas complementarias, para
poder ampliar la información.
Además, una forma muy interesante de acercar a los
alumnos a la realidad es vehicular el contenido del curso
a través de casos prácticos que servirán
como ejemplo de aplicación de lo que se aprende, o
que se irán resolviendo paso a paso a partir de la
toma de decisiones, fomentando la adquisición de habilidades
como valor añadido.
Espero que este esquema global sirva para concienciarnos
de la importancia de contar con un material didáctico
de calidad, y para preocuparnos por la creación de
un marco conceptual, previo a la realización de cualquier
actividad, que dé coherencia a las sucesivas acciones
formativas en la empresa. Así sentaremos las bases
para disponer de un modelo que facilite el desarrollo del
e-learning en la organización, evite algunas barreras
culturales y rechace definitivamente el "spaguetti learning".
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